BIOLÍTICO LO LIBRE

Teletrabajadores rurales conservacionistas

El paraíso existió, y nos expulsaron de él. Estaba en nuestras cabezas. Éramos libres. También lo era nuestro entorno. Regresar a él, ahora es posible, allí donde los ganaderos y los agricultores neolíticos se han ido a las ciudades, han dejado la mitad del territorio nacional otra vez libre. En él se está recuperando la vida salvaje. Los lobos, los corzos, los jabalíes, abundan ya por zonas en los que hace décadas habían desaparecido.
Para completar este proceso, sólo es necesario devolver la libertad a los caballos, los toros, los asnos y… a nosotros mismos.
La España vacía será repoblada por conservacionistas que ganen su sustento a través de Internet, teletrabajando, y, por tanto, puedan vivir en zonas remotas, en poblados construidos en medio de la naturaleza, conectados en red para nomadear de unos y otros.
En ellos los teletrabajadores podrán dedicar su tiempo libre al seguimiento de la fauna salvaje, tanto la que vuelve por sí sola, tras el abandono del medio rural por los neolíticos, como al de la fauna que haya que ayudar a que regrese. Una propuesta que haría de la vida salvaje el mayor activo de la España marginal desfavorecida, hoy solo rentable con las ayudas de la PAC, la Política Agraria Comunitaria.
Disfrutarla nomadeando entre una red de poblados dispersos por los espacios naturales ibéricos, y poder criar en ellos a nuestros hijos, en un entorno libre y creativo, haciéndolos ciudadanos del mundo, es la propuesta que se hace en este libro.
A esa nueva era de la humanidad la hemos llamado el Biolítico, que significa tanto la piedra viva, como la vida que se convierte de nuevo en polvo. La biografía de Félix Rodríguez de la Fuente y su mensaje nos permiten vislumbrar qué potencialidades podemos recuperar. Son varias, analizadas en esta serie, como descubrir nuestro entorno, luchar contra la domesticación, recuperar lo libre, defender lo libre, irradiar lo libre y potenciar nuestra capacidad cerebral para comunicar y crear en el intelecto, transmitiendo oralmente el conocimiento con esa maravillosa feromona que es la palabra hablaba, liberada de la escritura.