Domesticación de animales, plantas y humanos
Decía el filósofo español José Ortega y Gasset en 1942 que habría que avergonzarse de lo poco que sabemos del fenómeno de la domesticación. Como buen amigo de Hugo Obermeier que era, al que frecuentaba en su Seminario del Hombre Primitivo de la Universidad de Madrid, sabía lo que decía.
Hoy tenemos más conocimientos de cómo pudo ocurrir ese fenómeno, hace entre 5.000 y 10.000 años, pero todo son hipótesis y tal vez nunca sabremos con certeza cómo se produjo el proceso por el que fuimos expulsados del Paraíso Paleolítico.
No sólo hablamos de la domesticación de las cabras, las ovejas, las vacas y los caballos, sino, muy en particular, de la domesticación del hombre.
La biografía de Félix Rodríguez de la Fuente es un buen hilo conductor para analizar los intentos de dominación que sufrimos y de cómo intentar evitarlos y zafarse de ellos.
Toda su vida fue una lucha permanente para no ser domado, ni por la familia, ni por el colegio, ni por los curas, ni por militares, ni por el matrimonio, ni por el jefe del trabajo, ni por cuantas más instituciones se han ido creando para convertirnos en buenos esclavos.