Descripción
Ante la llegada del invierno algunos de los mirlos de regiones frías del norte de Europa se trasladan a las zonas meridionales del continente.
En grandes bandos y volando de noche para pasar desapercibidos, buscan un nuevo lugar donde la comida sea abundante.
Tras las terribles peleas territoriales entre los machos finalmente empiezan a fabricar sus nidos; auténticas obras de arte realizadas exclusivamente por las hembras. Allí albergarán sus bonitos huevos azules, entre 3 y 6, de donde saldrán los pollos.
El canto del mirlo es famoso entre las aves y ha sido objeto de muchos estudios. Cada mirlo tiene un repertorio del que reproduce –según sus preferencias- distintas melodías.
Un breve capítulo final explica la frecuencia de “Mirlos blancos” en la naturaleza y el porqué se producen estos plumajes blanquecinos.